El magnicidio
El magnicidio
Esta parte es incómoda. Tan dura de reconocer como imprescindible. Tengo que asesinar a ese pequeño rey ególatra que vive dentro de mí y cree que tiene talento.
No queda otra opción. Hay que asesinarle. Está equivocado. No existe ese talento y si de verdad existe, yo no lo tengo.
Ese rey ególatra pasa la vida esperando que llegue su momento. Está seguro de que llegará de alguna forma u otra. En realidad no sabe ni lo que desea. Es incapaz de ver nada de lo que tiene delante, porque no sabe ni cómo tiene que mirar. Sólo es rey de la ignorancia y lo debo matar. Piensa que las cosas le van a llegar por ser quien es.
Esa manera de pensar es un freno y un bloqueo para cualquier desarrollo. Es una postura cobarde y absurda. Es una puerta cerrada. Es un disfraz. Son más miedos.