El tono
El tono. El maldito tono.
En esta historia, no tengo la suerte de que los textos me los den hechos. En otras ocasiones, buscando entre sus letras, he encontrado claves que me han ayudado a componer un estilo en las imágenes. Esta vez, el texto lo he de poner yo, o eso me he dicho y para ser sinceros, nunca he escrito nada. Así, llevo meses pasando la bola de mano a mano. Avanzando en círculos palabras y dibujos.
Esta idea, en la imaginación, siempre la vi como algo que valdría muy bien para un humor casi infantil.
Enfrentar de la manera más inocente, unas ideas políticas. Atacar desde el humor y la sencillez, haciendo que de lo obvio, salieran imágenes que dieran que pensar. La elaboración y desarrollo de todas estas ideas, me llevó a una ridícula reinvención de Jack. Sí, el de pesadilla antes de navidad.
La sorpresa ha llegado, al tomar el mando una de las manos. La que va sola. La del dibujo. Llegado un momento, y tras hacerla trabajar mucho, con resultados muy satisfactorios, en las mil versiones de Jack, ha pegado un puñetazo en la mesa. De manera innegociable, ha quitado todo el tono infantil de la historia. Lo ha sustituido por un realismo poético. Y está marcando el ritmo. Sin tonterías. ¡Atrabajar! parece decir. Así, el subsconsciente, o el trabajo, como se prefiera llamar, ha tomado la decisión por mí. El caso es que ahora estoy más cómodo, tanto en el dibujo, como en la escritura. Queda mucho, pero parece que he dejado atrás el andar dando círculos y por lo menos, he tomado una dirección.