La realidad, lo aprendido

La realidad, lo aprendido

Me ha pasado mil veces. Estoy dibujando algo. La pose de la figura es la correcta, pero algo que debería verse, por ejemplo un objeto en una mano, no se ve del todo. Se produce un conflicto. Necesito enseñar eso, pero la pose no lo permite. Al final, llego a una especie de acuerdo en el que enseño una parte de eso que debería verse. Lo suficientemente poco para no entenderse. Pero soy incapaz de romper una regla implícita que me obliga a no dibujar esa postura mal. Así que niego la situación y lo dejo así esperando que el lector, por algún extraño motivo, se capaz de entender qué es ese objeto a pesar de que no se ve entero.

Es como cometer una falta de ortografía, sabiendo que es una falta de ortografía y esperar que el lector la perdone.

La realidad es lo que nosotros vemos, pero cuando se trata de contar algo a través de una imagen, nos puede poner unas barreras que nos lleven a una trampa en la que se pierde información necesaria. La representación fiel de lo que vemos, puede no ser una aliado cuando se trata de transmitir información.